Desde niña siempre me ha encantado la nieve.

Recuerdo jugar tirando bolas, hacer muñecos graciosos y deslizarme en trineo por las laderas para terminar llegando a casa toda empapada y feliz a pesar de la regañina de mis padres.

Estos días he tenido la suerte de volver a sentirme pequeña entre copos de nieve y revivir todos esos momentos maravillosos.

Tal como entonces he disfrutado muchísimo y ni siquiera sentía el frío que hacía a pesar de no llevar una vestimenta precisamente adecuada… 😉

Besitos