Entre las muchas cosas las cosas que aún no he hecho en mi vida había una que siempre me había llamado la atención y era estar en un SPA. Me habían contado tantas cosas buenas que pensé en darme un pequeño homenaje y a la vez una pequeña terapia para mi espalda que siempre viene bien para las personas que no paramos todo el día trabajando y de un lado para otro.

La semana pasada tuve la gran suerte de poder acudir a uno realmente bonito y privado. Estaba en el interior de una cueva y la verdad, con la belleza y tranquilidad que se respiraba, ya solo por eso mereció la pena.

Lo que si aproveché fue para tomarme algunas fotos en las que creo que se percibe la paz y tranquilidad que había en el ambiente. De momento voy a poner algunas fotos, pronto espero poder poner alguna más.

Si el trabajo me lo permite desde luego trataré de repetir en alguna ocasión.

Besitos